miércoles, 12 de octubre de 2016

Soltar los malditos veredictos.

Soltar  los malditos veredictos
Cuando los diagnósticos, informes   y opiniones solo ven carencias en el niño.

        
Muchos padres hemos escuchado terribles veredictos acerca del desempeño escolar de nuestro hijo, de su situación emocional, social,  o cognitiva.
        “Nunca  podrá leer bien y fluido  “,“ “Su impulsividad es imposible de manejar “, “No podrá aprender como los demás  “,“Es imposible que se concentre “”Su trastorno no se cura, solo se trata” “Difícilmente podrá hablar bien” ”No tenemos vacantes para niños con problemas y es muy difícil que encuentre en otras instituciones “Tiene un problema  emocional que lo acompañara siempre”
            Los veredictos son opiniones  expresadas como certezas que determinan un pronóstico  negativo y fatalista acerca de la situación del niño. Considero  que los veredictos y también algunos malos diagnósticos  centrados únicamente en lo que el niño  aún  no logra hacer,  solo nos sirven para  hacer una cosa: Soltarlos.
        Muchas personas nos lanzan su opinión sin reparar  que cuando se trata de nuestro niño, el que escucha es nuestro corazón, no nuestros oídos. Ellos han olvidado el poder que tiene  su  lenguaje para mover emociones y alterar nuestra esperanza. Ese olvido hace que nos expresen sus “veredictos “, con un lenguaje negativo, trágico  y decisivo. Ellos son solo personas  olvidadizas .No recuerdan que ver a nuestro niño atravesar  una dificultad, nos vuelve muy vulnerables .Pero tu recuerda que ellos Ignoran el poder del amor de una familia para hacer frente a una dificultad.

           Los veredictos, vienen  en diferentes formatos .A veces son diagnósticos e informes de profesionales que en nombre de la ciencia y/o educación expresan sentencias .Recuerda que son simples puntos de vista, son miradas, interpretaciones de datos, de test, de estudios.  Y estos datos son una foto de lo que el niño pudo hacer hoy, aquí y ahora. Es una foto de donde estaba la mente, las ganas, las emociones del niño en el momento de su evaluación. Ese veredicto no es tu niño, es una mirada negativa de un aspecto de él. Nada más que eso. No representan una condena. Es solo lo que el niño mostró o pudo hacer en ese preciso momento.
        A veces los veredictos  vienen en forma de  opiniones de personas, amigos, familiares maestros  o profesionales que pueden tener mucha experiencia, conocer muy bien su especialidad pero  no conocen al niño entero. Solo vieron sus limitaciones, tú tienes que recordar que tu niño no es sus limitaciones. Ellos no repararon en el poder de sus fortalezas, en  la fuerza de su corazón, en  la potencia de su mente y la plasticidad aun desconocida de su maravilloso cerebro. Tu niño no es sus limitaciones. Ellos tampoco vieron tu cansancio mental, tus esfuerzos, tu tesón, tu largo camino recorrido, tus plegarias, tus angustias, tu llanto a escondidas. Es por ello que los veredictos  te lastiman, duelen. Son dardos de incomprensión que dan en nuestro corazón. Pero tú tienes que saber  que lo que dicen, no tienes porque llevártelo contigo. No tienes que cargar con ellos. Déjalos allí mismo. Cuando  notes que esos veredictos  te pesan, que tus pensamientos fluyen desordenados, y tus emociones se agitan, es que tienes que dejarlos .Es ese momento presente que puedes liberarte de su agobio.
               
Suéltalos, por favor, suéltalos. Suelta esa bruma pesada de la incomprensión  cotidiana.  Suelta esas voces que solo hablan de carencias, por favor suéltalas. Te sentirás más liviano, y de a poco veras como tu pecho se ensancha, tu respiración es más profunda y el corazón se acomoda. Todo tu cuerpo sentirá como se desprenden de ti esos pesados veredictos que estabas sosteniendo.
Más liviano, ahora tienes espacio para que  Dios te ayude. Deja todo en sus manos, confía, suelta, el conoce todo tu dolor, tus temores y lucha. El puede resolverlo. Descansa .Ahora están juntos en esto, vos, tu niño y su creador.
Ahora, entrégale  a tu niño  tu esperanza  y la fuerza poderosa de tu amor infinito.
Confía, disfruta   y suelta, que la solución correcta y perfecta para tu niño la tiene su creador.
                                                                                                                 Mariana de Anquin