martes, 3 de abril de 2018

¿Qué podemos hacer cuando nuestros hijos están tristes?


Cómo acompañarlos en momentos  difíciles.


Ser niño no es estar ajeno al dolor,   las perdidas  y a la tristeza. La emoción de la tristeza no tiene buena prensa, por eso cuando aparece en nuestra vida no sabemos qué hacer con ella y mucho mas perdidos nos sentimos  cuando aparece en la vida de nuestros niños. Las lágrimas de tu hijo duelen muchísimo más que las tuyas, por eso esa angustia que experimentas es tan intensa. Los niños necesitan aprender y saber qué   hacer  cuando la vida los pone   frente a   desafíos que les generan tristeza.
La sociedad actual vive en busca de la “felicidad constante “evitando sentir  tristeza, por eso cuando el sufrimiento aparece, nos damos cuenta de que no somos capaces de manejar ese dolor, porque no hemos aprendido a hacerlo,  no nos han enseñado.  El mensaje que recibimos de la sociedad es que la tristeza incomoda, por eso es común escuchar mensajes que nos invitan a ocultar nuestra tristeza, “lávate la cara así salimos “ o superarla rápidamente ”no podes estar así, vos SOS fuerte, adelante “ o quizás el mensaje es a  actuar como si nada pasara.
Aprender que hacer cuando estamos heridos emocionalmente es una materia pendiente para muchos  adultos, por eso nos cuesta tanto y nos sentimos tan perdidos frente al dolor de  un niño.
 ¿Qué podemos hacer cuando nuestro hijo esta triste?
Alfabetización emocional, que consiste en aprender acerca de las emociones, y qué hacer con ellas. Ponerle un nombre a lo que están sintiendo y explicarles que la tristeza es una emoción básica, universal que todos la experimentamos frente a una perdida. Nos sentimos tristes cuando sucede algo malo, perdemos algo que valoramos o alguien que  amábamos .La tristeza es la manifestación de nuestro  amor frente a eso que perdimos.Contarles que cada emoción llega a nuestra vida para traernos un mensaje  y una invitación especial. 
A que nos invita la tristeza? A parar. A hacer una pausa en nuestra vida para replegarnos  dentro y sanar  una herida. Nos invita a  hacer un duelo. Nos guía físicamente para atravesar el dolor, por eso disminuye nuestra energía,  y se hace más lento el metabolismo. Nos sentimos desganados, porque es momento de parar no de doblegar esfuerzos y apurar el ritmo. La tristeza llega a tu vida y a la de tu niño para invitarlos a expresar su amor ante esa perdida. Por eso es tan importante permitir ese espacio para estar triste . Manifestar la tristeza es curativo.Atravesar el dolor es el único camino posible para ir recuperando la paz. Si tu niño está atravesando una perdida no intentes estar todo el tiempo animándolo, distrayéndole, o ofreciéndoles falsos consuelos como juguetes, golosinas, y “el está todo permitido”.  El niño esta triste y necesita estar en contacto con esta emoción. Que este ahora triste no significa que haga de su vida “una vida triste”. Las emociones llegan, se quedan un rato con nosotros y se van .Los niños  necesitan este espacio donde se les permita  estar triste. Si lo invitamos a desconectarse de su tristeza le estaremos enseñando a vivir una vida anestesiada emocionalmente. La tristeza necesita ser expresada, sino encuentra ese espacio puede acarrear consecuencias emocionales que poco lo ayudaran a sobreponerse frente a una perdida. Una vez que permitimos su expresión a través del llanto o un enojo, porque muchas veces la tristeza se esconde detrás de un enojo y de un “no me importa “, podemos encauzar la energía hacia otro sitio.

¿Cuál es el beneficio de responder a la tristeza ?
Cuando permitimos el espacio para el duelo, para la quietud, para el reposo, para estar tristes y cerrar la herida podemos aceptar la perdida. 
¿Que podemos hacer ? Estar cerca para  contener, escuchar mas que hablar, comprender su dolor sin juzgarlo ,abrazar,acariciar  y sentir juntos.
Recuerda que la tristeza llega, se atraviesa y se va. No le temas, no la evites, dale   un espacio para que se exprese y déjala que siga su curso.


                                                                Con todo mi amor , Mariana de Anquin