viernes, 15 de septiembre de 2017

Nudos en el aprendizaje.

       

 ¿Cómo desatar esos nudos ?


Algunos niños atraviesan en su proceso de aprendizaje etapas donde todo parece costarles mucho esfuerzo. Donde los aprendizajes más básicos parecen atascados. La  mente se fatiga, la memoria olvida, la atención divaga, las ideas no aparecen, la capacidad de comprensión merma, las  emociones se encapsulan  y aparece un gran nudo en el aprendizaje.

          Este nudo  es emocional y  mental. Esta tan apretada su mente que no puede fluir .Las reservas cognitivas  funcionan en mínimo. Las emociones envueltas en ese nudo acumulan toda su energía impidiendo su expresión.

       Y un día para tus sorpresas notas que el proceso de aprendizaje avanza deprisa. El nudo se soltó .No sabes  porque sucede esto.Lo celebras, te alegras  y vuelves a recuperar tu entusiasmo.
     
¿Quieres saber porque sucedió esto? Por qué decidiste  ablandarte, ser más amable con el niño y su dificultad. Decidiste  contar sus bendiciones y  aciertos, en vez de contabilizar sus errores y faltas. Decidiste enseñar sin juzgar. Cambiaste tu interpretación de la situación .Ya no sientes pena por el niño ni enojo. Emociones que coartaban tu repertorio de estrategias. 
         Muchas veces un pequeño cambio en tu manera de mirar, hablar o tocar la vida de ese niño puede generar una catarata de cambios que traen como resultado un círculo virtuoso de aprendizajes. El que enseña vuelve a aprender. Todos los nudos se deshacen cuando eliges aceptar, comprender y acompañar . Cuando lo haces acaricias esa parte profunda de los niños donde se sienten frágiles y vulnerables. Los fortaleces. 
Desatas sus nudos cuando los esperas porque tienes la profunda convicción que van a llegar a la meta. Entonces los animas porque sabes que el aliento y apoyo de un maestro tienen una fuerza arrolladora en el esfuerzo de los niños. 
Para seguir desanudando prueba envolver tus palabras en “tú puedes” y en “yo quiero ayudarte”. Quita los “Deberías” de tu vocabulario. Ya comprobaste más de una vez  que cuando los usas empeoras el rendimiento de los niños. Cuando dices  “tu puedes  y yo estoy contigo para mostrarte cómo” estas aflojando el nudo. Ahí en ese momento le estas dando una señal clara y correcta de cómo poner en marcha su potencial. Le muestras el camino, lo llenas de señales para guiarlo y acompañarlo. Bajas la presión y elevas el apoyo.

     Y si quieres aflojar más el nudo, cambias tu  aspecto .El niño te mira todo el tiempo. Eres su referente. Tú rostro refleja tus creencias acerca de su capacidad. Prueba expandir  tu frente, separar tus cejas y  sonríe mucho más. Tu sonrisa, tu rostro calmo contagian ilusión y alejan la inútil preocupación. Cada vez que veas al niño preocupado sonríele. Enciende su  música preferida, pon un aroma relajante, regala un abrazo, invítalo a mover su cuerpo, a saltar como canguros, a bailar como locos, a tomar mucha agua. Recuerda que un cerebro bien hidratado es una mente atenta y positiva.
     
Si haces algo que funciona, hazlo  más y más y, si no funciona, necesitas hacer algo diferente. ¿Qué? Estar cerca .Acercarte más, mirar a los ojos, escuchar y envolver tus palabras, miradas y la forma de tocar la vida de ese niño en esperanza y amabilidad.
                                                                   

                                                  Mariana de Anquin 
Lic.en Psicopedagogia
Prof. Nivel Inicial-Primario-Universitario
Autora de "Niños Brillantes¡¡¡ Todos lo son !!Editorial Dunken
Co-autora de "Aprendizajes Amigables al Corazòn"Editorial Dunken