Muchas veces nos cansamos de pedirles a los niños que hagan determinadas
tareas, que terminen otras o que cumplan con sus obligaciones.
A pesar de expresar
nuestras peticiones en diferentes tonos e intensidad emocional estas parecen ser desoídas y no son acatadas. Otras veces logramos que las
realicen, pero los niños las hacen con fastidio, soplidos, y sin ganas. Esto da
como resultado tareas a medias o mal
hechas debido a errores por falta de atención.
Entonces creemos que la razón de esta
apática conducta es la pereza .Al creer que el
niño es perezoso, contra atacamos con más firmeza y tareas. Intentando desarrollar en los niños una actitud proactiva, responsable y atenta nos encontramos con la realidad que esta
actitud no aparece .Cuando claramente nada de esto da resultado, necesitamos detenernos y re pensar la situación. La
educación emocional demostró que a
menudo lo que parece pereza en los niños es agotamiento mental y
emocional.
Este nuevo concepto, cambia
absolutamente nuestras acciones. Podemos chequear los siguientes puntos para detectar si un niño está agotado
mentalmente:
·
Hábitos y horas de
sueño. Cuando un niño no duerme como debería, es
decir, duerme muy poco, la falta de sueño continua
puede alterar el estado de ánimo y las capacidades cerebrales de los niños.
Dormir la cantidad de horas que necesitan
es un determinante para un buen rendimiento escolar, y para un sano desarrollo social emocional .Cuando
los horarios para acostarse no están bien regulados en la familia, los niños
pueden dormir menos o tener un sueño desorganizado que no logra ser un sueño
reparador, por lo que durante el día se sienten agotados y con poca tolerancia
a la frustración, reaccionando con estallidos emocionales ante la menor
contrariedad.
·
Horas que pasan frente
a pantallas .Cuando los niños pasan muchas horas frente a las pantallas sean videojuegos,
tabletas, películas, celulares o tele la mente se recarga de estímulos sensoriales
.Los videojuegos llenan su cuerpo de adrenalina que queda en sangre varias
horas impidiéndole serenar la mente y relajar el cuerpo. Con la mente inundada
de imágenes y sobrepasada de estímulos es muy difícil que puedan concentrarse
en algo. Al salir de las pantallas las imágenes, sonidos, y trama de sus
juegos continúan ocupando su mente por
muchas horas. Esto les impide interesarse por otras temáticas y sentirse
motivados ante nuestras propuestas .Están ensimismados en sus pensamientos. Necesitamos
desintoxicar esa mente de pantallas. Suspender pantallas para hacer una
limpieza mental, para luego re organizar los tiempos de exposición y la calidad de los productos que están
consumiendo en sus recreaciones.
·
Nivel de competencia y
dificultad de tareas escolares .Cuando los niños se enfrentan en la
escuela a tareas que exceden su nivel de desempeño actual, la mente se llena de
ansiedad. Enfrentar un reto con niveles altos de ansiedad y sin las
competencias necesarias para resolverlo los aleja de su zona de rendimiento óptimo.
Esta sensación de falta de auto-eficacia, llena la mente de pensamientos
negativos, que los puede llevar a bloquear los recursos cognitivos y
emocionales para hacer frente a la situación. Es necesario explicar al niño que
lo que le sucede no es por falta de capacidad ni de inteligencia sino que
necesita una mejor explicación para su
comprensión, más ejercitación y practica, o quizás comenzar en una versión para
principiantes de esa tarea.
·
Sensación de pertenencia
a un grupo de pares .Pertenecer a un grupo de pares es uno de los pilares del sano desarrollo
de la autoestima .Cuando los niños se sienten excluidos, sufren y mucho. Con
este dolor encima es muy difícil tener motivación para hacer cosas .Conocer
cómo se siente el niño con su grupo de
pares es estar atentos para ayudarlo si es que lo necesita.
La educación emocional
nos ayuda a mirar mejor para poder ver más allá de lo que vemos.
Lic. Mariana de Anquin para “Las Emociones van a la Escuela”
https://www.facebook.com/Las-Emociones-van-a-la-Escuela-132942673975596/
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