Quizás a lo largo del año, sentiste
un nudo en la garganta que estrangulaba una fuerte emoción y así evitaste que aflorara al exterior. Otras veces puedes haber sentido
un calor en tus puños que cerraron con fuerza un enojo entre tus dedos. O posiblemente te
descubriste murmurando mientras caminabas, manejabas o cocinabas .Tus labios apretados intentaban atajar esos
pensamientos convertidos en palabras que daban vueltas y vueltas a un asunto pendiente.
A veces se atoran enojos no expresados,
preocupaciones reiteradas, a veces tristezas que duelen mucho. También se atora la alegría, cuando
sientes la dicha en tu corazón porque algo que esperabas finalmente llego,
cuando logras una meta, obtienes un reconocimiento, cuando sientes un amor
correspondido y te llenas de alegría
.Esta emoción te invita y empuja a celebrar
,ir y compartir .Pero si en tu entorno
las cosas no van nada bien, el clima es de desdicha, quizás decidas guardar tu
alegría, callar tu risa. Y así se van atorando emociones.
Las emociones se atoran cuando no siguen su curso natural.
Cuando en vez de gestionar su expresión, reprimimos su manifestación. Cuando
esto sucede una parte de tu vida queda detenida, queda atada a esa emoción bloqueada.
Entonces nuestra vida pierde fuerza en áreas determinadas. Reconoces esas áreas
fácilmente. Son esas áreas de tu vida,
como la vida de pareja, profesional, financiera, o cualquier otra donde notes
que no puedes fluir. No logras avanzar, te sientes desilusionado por que
pareciera que por más esfuerzo que pongas lo esperado no sucede. Te sientes
estancado o vuelves a tropezar con la
misma piedra una y otra vez. El enojo, la desilusión, la bronca se re-actualizan en tu vida una y otra vez.
Esto pasa por que viviste situaciones de mucha intensidad emocional que no pudiste digerir.
Hoy te invito a soltar esas emociones .Solamente necesitas
valor. El valor es ser capaz de sentir
tus emociones por dolorosas que sean, hasta que pierdan su fuerza y te revelen sus enseñanzas .Es atreverte a
sentir las emociones y dejarlas ir.
Separa tus labios, abre tu boca para que
dejes de morder enojos o rumiar
preocupaciones. Recuerda que muchas veces las relaciones se sanan, soltando. Aprende
la lección que esas emociones te quieren enseñar, dales las gracias y sentirás como se disuelven hasta desaparecer.
Si pasaste por una etapa donde te sentiste que estabas en
crisis y que no hiciste lo que te hubiese gustado hacer, deja de criticarte
.Criticarte duramente no cambia nada y empeora tu estado mental y lastima tu
autoestima. Deja de hacer eso. Hiciste lo que pudiste en ese momento con las
herramientas que tenias. Suelta tus críticas .Perdónate. Intenta aprobarte y
mira que pasa .Todo llega. Todo cambia .Todo pasa. Recuerda ser lento para
criticarte y rápido para aprobarte.
Una emoción que se nos atora
fácilmente es el perdón .No se trata de
minimizar lo sucedido ni de olvidarlo, sino de renunciar al deseo de venganza y
dejar ir el resentimiento. Para liberar estas emociones, atrévete a sentirlas .Te
invito a escribir en una hoja todo lo
que sientes. Luego puedes agregar esta leyenda “Gracias por lo sentido .Me
despido de ti .Me dirijo a sentir lo
nuevo” .Te sentirás aliviado. Luego deshazte de lo que escribiste. Ya salió de
tu corazón, no necesitas cargarlo más. Quitaste un ancla y encendiste un motor
que te llevara hacia adelante. Ahora tu vida puede avanzar hacia donde tú quieras.
Disfruta mucho, perdona rápido y agradece siempre.
Te deseo un año lleno de amor, de abrazos, de amabilidad, de
carcajadas, de recompensas, de reconocimientos, alegrías y de salud total.
Con muchísimo respeto y amor.
Marian de Anquin
Ilustraciones de Sonia Koch
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