domingo, 7 de octubre de 2018

Educar niños autosuficientes vs Educar niños que se sienten capaces.


Educar niños para que sean auto-suficientes es enseñarles que pedir ayuda es un acto de debilidad y no una  muestra de fortaleza.

Son demasiados los niños  a los que les han exigido  ser auto-suficientes .No pueden pedir ayuda porque les han enseñado que hacerlo es una muestra de debilidad e incompetencia. En lugar de pedirles que hagan todo solos y luego enojarnos porque no lo consiguen, enseñemos a pedir ayuda. En realidad es una muestra de fortaleza  pedir ayuda  cuando se la necesita.

La pedagogía amorosa nos recuerda que nunca nos pueden faltar oportunidades para hacer sentir a un niño que   es capaz. Y esto es muy distinto a pedirle a un niño que sea auto-suficiente. Nadie es auto-suficiente. Somos seres sociales y gracias al trabajo con y junto a otro hemos podido sobrevivir como especie. Lo natural es solicitar ayuda y colaborar con otros. El emblema de la “educación para la autosuficiencia”, generó  que muchos niños frente a un nuevo desafío fracasen, no por carencia de recursos sino por falta de apoyo y guía para realizar la nueva tarea.
Esto lleva a los niños a tener una idea muy limitada de su capacidad y que no es real. Por tanto ante nuevos retos en lugar de intentar enfrentarlos, lo que hacen es retraerse no por lo que son , sino por la idea que han construido  de lo que son :“si no puedo hacerlo solo, no sirve, no vale, no soy capaz” Así envueltos en el miedo que siente toda persona que no es consciente  de sus verdaderas capacidades , se acercan a los aprendizajes asustados.
Eduquemos niños que se animan a pedir ayuda, y también disfrutan de ofrecer su ayuda. Pedir ayuda a otros es sentir que no estamos solos, y que entre todos podemos ayudarnos. Para aprender esta lección los niños necesitan ver adultos que piden ayuda, y no adultos que se sacrifican constantemente  con tal de poder hacerlo solos.

Son demasiados los adultos que han aprendido a mostrarse auto-suficientes  porque no se atreven a pedir ayuda por temor a molestar a otros  o por ser considerados incapaces .Estos adultos aprendieron la lección al revés. Cuando estamos atascados en alguna situación, pedir ayuda es un acto de amor hacia nosotros mismos. Necesitan  recordar que  nadie les va a quitar amor por no hacerlo solos.
Enseñemos a los niños a dar su mayor esfuerzo en lo que hacen, y solicitar ayuda cuando la necesitan.
Si ofrecemos  tiempo, practica y apoyo a los niños , seguro llegara el momento en que ellos pedirán  para hacerlo solos, ya que su autoestima también creció con cada pequeño reto que con ayuda logro. Eduquemos niños que se sientan capaces.
                                              con amor 
                                              Mariana de Anquin.



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