jueves, 18 de enero de 2018

Permite a tu niño hacerlo paso a paso. Muchas veces perdemos la paciencia y queremos que las cosas mejoren en un instante.

La impaciencia no es más que la resistencia al aprendizaje.
Es querer llegar al objetivo sin primero  pasar por el proceso. Puedes estar aquí sentado leyendo esto y desear  tomar unos mates. Incluso puedes desearlo con todas tus ganas e insistir en querer tomar unos mates .Pero no quieres hacer el esfuerzo de levantarte  dar un paso a la vez para llegar a la cocina y prepararlos. Podes  sentarte aquí días enteros gritando  e insistiendo que quieres tomar unos mates  pero lo único que va a pasar es que te vas a frustrar  .Pero si haces el esfuerzo, y das los pasos  que te llevan a la cocina antes de que te des cuenta  vas a llegar objetivo.
Lo mismo sucede con el aprendizaje de tu niño. Si notas que tus días están pasando entre enfados y frustraciones, es hora de dejar de gritar e insistir, y  hacer el esfuerzo de hacer algo diferente.
Cuando queremos ayudar a nuestro niño a mejorar una situación  cualquiera sea  como aprender algo nuevo, un idioma, un contenido escolar, una habilidad social, una destreza como andar en bici, nadar, caminar, manejar el dinero,  escuchar, expresar ideas, compartir , lo que tu consideres que puede mejorar, recuerda  que  para que esto suceda tiene que cambiar algo.
Tienes cambiar tu estrategia .Cuando algo no funciona, es hora de probar otro camino. Deja de insistir, de hablarle a tu niño de todo lo que tendría que hacer y de todo lo mal que hoy lo está haciendo. Las madres hablamos mucho .Tiramos palabras y más palabras sobre nuestros pequeños, y como a veces creemos que no nos escuchan seguimos hablando pero más alto. Tal vez te des cuenta que últimamente ha subido el tono emocional de tus mensajes .Cuando uno está enojado puede decir cosas fuertes.

Es hora de cerrar la boca y mover el cuerpo. Prueba observarlo, escucharlo y comparte algo con él, sin dar instrucciones ni correcciones. Las criticas generan resistencia .Las criticas nunca cambian nada. Si ya probaste enojarte, criticarlo  y no  funciono, prueba lo siguiente, total no pierdes nada: Invítalo a jugar a algo que a él le guste. Comparte  un rato de juego sin criticar, solo juega con él. Ríe, canta, salta, déjate peinar, maquillar  y  toma ese joystick que tiene a tu niño atrapado  y comparte ese videojuego que tan fascinado lo tiene. Cuando lo haces te conectas. Es necesario crear esa conexión especial para que sucedan los aprendizajes. Sin conexión no hay aprendizaje, hay resistencia.
Ahora  que están conectados , están las condiciones optimas para enseñar y aprender.. Recuerda empezar por una versión para principiantes de lo quieres enseñarle .Como los videojuegos, nivel 1 y a medida que adquiere pericia vas complejizando su proceso .Pero es necesario empezar en primera, como  cuando arrancas a tu auto. No quieras acelerar rápidamente. Necesitas  escuchar el motor, para saber cuándo subir de cambio. Lo mismo sucede con cualquier aprendizaje. Necesitas escuchar su estado anímico para saber cuándo avanzar o seguir por un tiempo más en primera.

Sí notas entusiasmo, avanza. Sí notas desanimo, es hora de elogiar y valorar su trabajo. Recuerda que la crítica destruye el ánimo y la energía interna. La valoración  y el elogio lo construyen. Elogialo todo lo que puedas, se especifico en tu valoración .No le digas “eres un genio”, dile “cuanta concentración pusiste en este dibujo”. Hace algunos años se hizo una investigación acerca de cómo elogiar a los niños para  que construyan una autoestima fuerte. la doctora Carol Dweck (psicóloga de la Universidad de Stanford) .Tomó a 400 niños  que separó en dos grupos y les pidió que resolvieran una serie de rompecabezas  relativamente sencillos. A uno de los grupos, cada vez que resolvían el rompecabezas les elogiaban su inteligencia (“¡Qué genio eres!” “Sos muy inteligente”). Al otro grupo, en cambio, los elogiaban por su esfuerzo (“¡Te has esforzado mucho! ¡Tu paciencia te llevo a  superar un reto! ¡Te has concentrado mucho! ¡Veo que equivocarte de piezas no te detiene, aprendes rápido!”). Finalizados los rompecabezas les propuso a cada niño  una segunda prueba. Para ello, les preguntaba si ahora querían probar con rompecabezas  iguales a la que resolvieron o probar resolver unos más difíciles .Los resultados fueron reveladores. La mayor parte de los chicos elogiados por su inteligencia, escogieron los rompecabezas  fáciles. El 90% de los chicos elogiados por su esfuerzo se atrevieron con los rompecabezas más complicados. ¿Por qué sucedió esto? Los niños  que creen que para nosotros son inteligentes,  desean mantener ese estatus. Por ello corren el peligro de convertirse en temerosos del fracaso. Su miedo a decepcionar puede conducirles a no asumir nuevos retos. En cambio cuando elogiamos su esfuerzo se animan a ir por más.
Por eso elógiale por cada pequeña cosa que está poniendo empeño y dale tu apoyo.  Esto será su combustible para continuar con energía y entusiasmo. 

Y si esto no alcanza ofrécele tiempo para descansar, enséñale a relajarse física y mentalmente. Una mente aturdida y negativa necesita vaciarse primero  para luego llenarse de optimismo y valor.
Y recuerda aunque sea una vez al día decirle: te quiero, te quiero tal cual eres!
                 Con amor , Mariana .
       Ilustraciones de Eva Armisen

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